El hilo musical de los bares desata otra guerra contra el ruido en el Centro
Para la Asociación Centro Antiguo la lucha contra el ruido nocturno no es una batalla perdida, aunque sí complicada. La proliferación en los últimos meses de nuevos bares de copas han colmado el vaso de la paciencia vecinal. Y es que desde la entrada en vigor del nuevo PGOU, que modificó el año pasado la normativa aplicable a los establecimientos de hostelería, permitiéndoles usar ambientación musical por debajo de los 90 decibelios (sin tener que contar para ello con permiso específico), los residentes «no duermen». Con esta medida, el Ayuntamiento daba respuesta a las cafeterías y bares del Centro Histórico que, al carecer de licencia específica, no podían poner música o encender la televisión ni siquiera a bajo volumen. El problema es que algunos locales han aprovechado esa horquilla para hacer de sus establecimientos bares musicales, según denuncia la presidenta del colectivo, María José Soria.
«Se trata de bares que se acogen a la nomenclatura de ‘cafetería’ contemplada por el Área deComercio, pero que para nada se ajustan a la normativa de horarios, condiciones de espacio de local, ocupación de terrazas, etc. El resultado es que el centro se ha convertido en una pesadilla para habitar en él», critica.
Soria alerta de que este tipo de locales no están regulados específicamente pero sí se les exige una serie de requisitos especiales que no cumplen. «La consecuencia es que debido a esta permisividad legislativa hacen lo que les viene en gana porque la picaresca de la situación se lo permite. Al constar como cafetería, se les permite abrir a las seis de la mañana pero cierran a las dos de la madrugada, con lo cual, alargan la hora de cierre -de forma ilegal- y prácticamente están toda la noche abiertos, recogiendo a los usuarios de la movida una vez que otros locales (bares con música, pubs y discotecas) cierran», explica la presidenta. El resultado: concentraciones de personas que ya vienen de recogida a las puertas de estos locales con las consiguientes molestias de ruido, apuntan los vecinos. En concreto, señalan los alrededores de la plaza de la Merced, Madre de Dios, Beatas, Cárcer y Álamos como puntos conflictivos «donde el ruido no cesa hasta las cinco de la mañana».
Otra afectada, Esther Ramírez, señala que la picaresca utilizada por algunos propietarios se veía venir. «Sabíamos que la ley iba a permitir que el hilo musical fuese un coladero. Cuando denunciamos la situación al Área de Comercio y Medio Ambiente se nos dijo que porque algunos locales estuvieran incumpliendo la normativa no se podía generalizar y no se debía actuar sobre una legislación que por otro lado era justa y buena tanto para propietarios como para usuarios. Me parece lógico, pero para nosotros, los residentes, la realidad es que hemos visto como la música, y en consecuencia los efectos del ruido se han disparado».
Desde Centro Antiguo denuncian también que gran parte de estos locales «son en realidad barras de alcance con un espacio mínimo y sin aseos, cuestión que se contradice con el ser considerados como cafeterías». La asociación pide al Ayuntamiento un mayor control sobre los nuevos establecimientos del centro a fin de garantizar el descanso de los residentes, evitando además el exceso de ocupación de vía pública.
Por su parte, tanto Medio Ambiente como Comercio y Vía Pública, admiten que hay casos donde el hilo musical se ha extralimitado «por lo que el Ayuntamiento definirá mejor qué es la música ambiental, al tiempo que trabaja en un nuevo mapa de ruidos que verá la luz antes del verano e incluirá los puntos más conflictivos de la ciudad».
Noticia extraída de eldiariosur.es del 11 de Marzo de 2013